(Fragmentos de la canción "Sapore di sale" de Gino Paoli)
viernes, 13 de septiembre de 2019
SAPORE DI SALE
(Fragmentos de la canción "Sapore di sale" de Gino Paoli)
jueves, 22 de agosto de 2019
EL FIN DEL MUNDO
Qué hay más allá de dónde no hay nada.
De qué va todo eso del fin de la tierra.
Quizás cielo y mar de viento, pensabas.
Dónde está la raíz. Cuál es el lugar.
Caminos largos.
Tus pasos sobre las líneas de las palmas y los arcanos.
Más caminos tras los caminos.
Y al final del viaje, tu reflejo.
Solo tu reflejo.
Ahí lo entenderías todo. Todo tendría sentido.
Todo lo que ahora yo también entiendo.
Mi raíz está en el fin del mundo.
En tu cielo, en tu mar de viento.
domingo, 14 de abril de 2019
HA TERMINADO EL VIAJE
Habéis estado cerca.
miércoles, 20 de marzo de 2019
LES ESTÁN DESPERTANDO
viernes, 15 de febrero de 2019
HOSTAL OMONIA
Ahmed espera sentado, tiene las manos y los brazos apoyados sobre el viejo
sillón y la vista clavada en la pared. Todavía no se ha dado cuenta pero muy
cerca de él, sentado sobre la cama, está su hermano Fadil mirándole. Éste tiene
diez años más que Ahmed, por lo que tras la muerte de los padres de ambos se ha
encargado de cuidarle. Tras la suya propia ha ido a verle casi cada día, al igual
que hoy.
El hombre al que Ahmed ha acompañado al hostal lleva en el baño apenas unos
minutos cuando vuelve a salir para recuperar su teléfono olvidado sobre
la mesilla. Al encontrarse al niño ensimismado y prácticamente inmóvil, se le
ocurre que puede ser una buena idea poner algo en la tele. Se coloca entre el
televisor y Ahmed para cambiar de canal mientras el niño observa perplejo como
sus calzoncillos color plata brillante compiten en fulgor con la pantalla.
—Son la última moda en Europa —dice Fadil en voz baja y muy serio
mientras le señala al hombre el culo.
Al escucharlo, Ahmed se gira sorprendido para mirarle. Los dos ríen y cuando el
hombre se da la vuelta, pese a los esfuerzos del niño por mantenerse serio, este
se lo encuentra sonriendo con los ojos muy abiertos. Atribuye el mérito de la
repentina alegría a su idea, y después de darle un par de manotazos cariñosos en
la pierna vuelve a entrar al baño.
—¡Qué ganas tenía de verte! —dice Fadil abrazando y besando en la
cabeza a su hermano.
—Y yo a ti..., pero eres un idiota —contesta el niño sonriendo.
—Tienes que pedirle a ese hombre que te compre unos calzoncillos iguales a los
suyo —continua diciendo Fadil mientras asiente con la cabeza—. Son
verdaderamente bonitos...
jueves, 7 de febrero de 2019
MICHAEL
—Hay cosas que no te he dicho nunca —dice mientras el
chaval que mantiene fija la vista en el móvil, parece no estar escuchándole ni
dándose cuenta de absolutamente nada de lo que pasa a su alrededor.
—Sé que al principio te dolía mucho —continua el
hombre—. Sí, tú lo interpretabas como falta de confianza. Pero lo hice…, lo
hice porque te admiro y te aprecio. No quiero recelos entre nosotros. En este
momento... —sin dejar que termine la frase el joven se levanta del banco,
aparta apenas unos segundos la vista del móvil para dedicarle una mirada de
desprecio y comienza a caminar alejándose y dejándole que hable solo mientras
termina la frase.
A pocos metros y en esa dirección, pasea una anciana
que no ha perdido detalle de la escena. Al llegar al banco se encuentra al
hombre ya en silencio, con los ojos puestos en el suelo y la frente apoyada
sobre las manos.
—Adolescentes… —dice mientras sonríe y se sienta su lado
ayudándose de un bastón.
Ha conseguido que el hombre levante la mirada de
nuevo. La observa mientras se sienta y espera a que esté acomodada para
contestar.
—Tienes que reemplazarme. Toma el mando —responde él.
La anciana se gira para mirarle y cuando lo hace el
hombre puede verse el gesto duro reflejado en los cristales de sus gafas de
sol.
—Si lo que ahora tengo en la cabeza se confirma, me
iré de aquí esta noche. Te doy plenos poderes, sobre Fredo y sus hombres,
Rocco, Neri, todos —continúa diciendo—. Y por supuesto, te confío las vidas de
mi mujer y mis hijos, el futuro de mi familia…
La mujer aparta la vista, se ajusta la pelliza y
contesta mientras abraza con fuerza el bolso:
—Van a cerrarme el supermercado…
—¡No les cogeremos! —replica él mientras la mujer se levanta prácticamente de
un salto y le dice adiós con la mano—. O mucho me equivoco o ya les han
liquidado. Se los cargó alguien próximo a nosotros. De dentro, muy muy asustado
por el fracaso…
091
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